martes, 22 de septiembre de 2009

La muerte y yo (Parte II)

Continuando con la serie La muerte y yo quiero relatar la segunda vez que pensé que iba a morir.

Fue en el año 2000. Mi familia y yo teníamos la costumbre de ir al barrio bravo de Tepito, al tianguis (Para los lectores foráneos, Tepito, según wikipedia is abarrio infamously known throughout the country, where many prominent Mexican boxers and wrestlers have born. However, it is also known for being home to dangerous gangs and criminals). En el 2000, claro, no era tan peligroso como ahora, pero en fin.

Mi hermana, mi mamá y yo estábamos en el carro, casi llegando al tianguis. Era medio día y estábamos ansiosas de ver las novedades de importación tepiteña. Yo quería comprarme una plancha para cabello, para mi pelo esponjoso. Estabamos en un semáforo (rodeadas de carros, de gente) cuando de frente llegaron 3 hombrecillos malignos con gorrita. Uno traía una pistola.

Mi mamá se quedó en shock. La encañonaron y con el arma en la cabeza con muy amable lenguaje le dijeron que chingadamadresinoledabamostodoeldinerochingadamadreyavaliamosmadreslastreschingadamadre.
Yo cai en pánico (naturalmente). Caí más en pánico por que el lidercillo del arma quería llevarse el anillo de mamá. Pero ese anillo, tiene AÑOS que no se lo ha podido quitar.

Entonces así. El tipo forcejeaba tratando de scara el anillo con una mano y con la otra, torpemente sostenía el arma apuntándole a la valiente China que decía "qué crees, no me saleee". Al voltear alrededor ví que toda la gente levantaba las manos con cara de solidaridad y miedo: No había nadie que nos pudiera ayudar.

PERO LO PEOR vino después. Cuando el maleante #2 se paró al lado de mi hermana en la ventana del carro. "Ahhhhh creo que hay unas moneditas en el cenicero, para ustedes... ahhhh y creo que tengo cincuenta centavos de cambio más en mi pantalón, para ustedes.."

ZAZ. Ahí es cuando me dije "ahora si ya valimos, gracias al sarcasmo y la ironía de mi hermana, la imprudenteeee"... Y ya... me imaginaba lo peor cuando los tres caballeros emprendieron la graciosa huída. "Vámonos Pancho" gritaron y se fueron corriendo con $500 y el celular.

Celular al que después llamamos para decirles a los maleantes que los encontraríamos y que se arrepentirían (y caer en pánico nuevamente por que ya tenían el número de nuestra casa). Chale.

Aftermath: Nos dimos cuenta que NO sabemos reaccionar ante situaciones de peligro extremo. Nunca regresamos a Tepito. Mi pelo estuvo esponjoso durante muchos años más.

Bonus del post: Una foto de los Gatitos-Locomía. (Una aberración más de los noventas. "Rumba, Samba, Mambo")

2 comentarios:

  1. Una vez a mi papá le quitaron la camioneta en la puerta de mi casa - la camioneta no era una Land Rover sino una pickup de teléfonos de méxico. Mi hermano chiquito había salido a recibirlo y, aunque no lo encañonaron, le apuntaron con una pistola para que mi papá dejara el coche. De esto, hace como 15 años... o sea que tristemente, estamos bastante hechos a vivir con violencia desde hace un montón...

    ResponderEliminar
  2. ya se que no es de risa, pero la manera en que lo escribes me hace carcajear...
    Afortunadamente para tu pelo esponjoso, Sedal se encargo de hacer una crema para leoncitos como tu.
    Saludos!

    ResponderEliminar