Después de presentarse, el padrecito se sentó a mi lado.
- What happened to you my dear?
- I have a broken pelvis.
- Oh my Lord!! Is that… blood on your book? Oh my Lord!!!
"Where you in a car accident??? Tell me how it was!" - Podría decir que parecía casi entusiasmado.
- What happened to you my dear?
- I have a broken pelvis.
- Oh my Lord!! Is that… blood on your book? Oh my Lord!!!
"Where you in a car accident??? Tell me how it was!" - Podría decir que parecía casi entusiasmado.
Me empecé a relajar cuando sus preguntas eran más del tipo informativo “Was it a rental car?” “Will you have to pay the whole car?”, "Were you in the news?", "But how many fractures exactly do you have", "Do you have health insurance?", "What about your parents then?" "Divorced, since when?" Ohhhh my Looooord.
Si en vez de usar la frase “Oh my Lord” hubiera usado el típico “Oh my God”, la conversación hubiera sido prácticamente igual que cualquier conversación con un desconocido curioso. Pero el “Oh my Lord” le dio un toque solemne.
Para mi sorpresa no rezamos, ni hablamos de temas religiosos. “I would love to stay longer but I am behind schedule, you will get Holly Communion tomorrow”.
Al día siguiente me picaron con una vara para despertarme y darme la comunión a las 7:00 de la madrugada. Medio dormida escuché las oraciones...Oh Lord! Please keep Helen safe. En mi dormidez pensé que tal vez dijo Heaven en repetidas ocasiones.
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